En días donde el amor se celebra hacia fuera, también es necesario mirar hacia dentro.
Es fácil perdernos en el cuidado de los demás —dar, escuchar, sostener—
pero… ¿nos damos a nosotras lo mismo que ofrecemos a los demás?
¿Cómo me hablo cuando cometo un error?
¿Cómo me trato cuando estoy cansada?
¿Me abrazo con paciencia cuando me siento vulnerable?
Quererse mucho, quererse bien, es un acto radical.
Es la raíz desde donde crecen relaciones sanas, límites claros y una vida más alineada con lo que somos.
Hoy te invito a ponerte en el centro.
A mimarte sin culpa, a hablarte bonito, a escucharte con ternura.
Porque tú también eres amor.

Cuéntame, ¿Cómo te cuidas tú?